Teresa, como ya hizo en mayo, nos preparó una selección de libros del Rincón Peque para tenerlos al alcance.
Todas las bibliotecas se transforman para hacernos un hueco y que adultos y bebés estemos realmente a gusto. Se puede ver muy bien en estas fotos de cómo es habitualmente la zona infantil en esta biblioteca:
...Y cómo es después, para que podamos estar a gusto todos:
Aprovecho para hacer una reflexión que hace tiempo que me apetece compartir, en cuanto a las familias, los bebés y las bibliotecas.
Las bibliotecas públicas se adaptan, se transforman, crecen, evolucionan, acogen y a veces se adelantan a las necesidades de los usuarios.
En la red de bibliotecas de Zaragoza observo que ocurre esto, ya que el Rincón Peque responde a una evolución social muy reciente.
Los adultos percibimos a los bebés y niños muy pequeños, de cero a tres años, como personas capaces de disfrutar de los libros, los cuentos y las narraciones... pero esto es un fenómeno reciente.
Actualmente casi todas las editoriales infantiles tienen una línea de publicaciones dedicadas a bebés, pero vengo observando esto en los últimos 9 ó 10 años.
Al igual que hace 20 años todavía los álbumes ilustrados eran un género literario reciente (tenía por entonces unos 30 años, y ahora ya son 50) los libros para bebés parece una "moda" que no tiene un final muy próximo. Yo diría que la tendencia es la de convertirse en un imprescindible en el mundo literario infantil y juvenil.
En cuanto a los protagonistas de todo esto, nuestros bebés de 0 a 3 años, percibo también diferencias entre nuestra cultura y las anglosajonas, y hace tiempo que observo que cuando un bebé camina, deja de ser bebé en la mirada de los adultos.
En España, ese bebé ahora se llamará niño o niña, y creo que esa palabra, esa forma de nombrarles refleja y contribuye a un concepto erróneo. Todavía son bebés. En el caso de los usuarios de biblioteca o cuando los denominamos desde la animación lectora es más sencillo, son prelectores... pero también lo son los que tienen 4 y 5 años.
La palabra inglesa "toddler", que no tiene un término similar en castellano, designa a los bebés que ya caminan hasta que dejan de usar pañales... es decir, hasta que controlan los esfínteres.
Pues a ellos se dirige actualmente la mirada del adulto, a los bebés y "toddlers" que están cada día más estimulados, más activados, más espabilados... y muchísimo más estresados que los de otras generaciones.
Los adultos que tenemos relación con estos bebés tenemos la obligación de trabajarnos la serenidad, la seguridad, la autoestima, la escucha, la ternura, la suavidad y la calma... y por supuesto, lo tenemos todo en contra.
El ritmo al que todos los padres actuales nos vemos sometidos en el trabajo (o por no tenerlo), en las relaciones sociales (físicas y/o virtuales) unido a una enorme falta de seguridad en nosotros mismos (cultivada por el propio sistema económico y social en el que vivimos) nos dificulta el camino de la crianza saludable y respetuosa.
La familia será saludable cuando todos, adultos y niños, estén cuidados y respetados... y muchas veces los adultos, precisamente por querer hacerlo muy muy bien, nos olvidamos de cuidarnos nosotros.
Las bibliotecas públicas contribuyen a esa salud mental y emocional en las familias (aquí caben todas las formas de adultos con hijos a su cargo y más tarde incluso otras personas a su cargo).
En las bibliotecas encontramos recursos para todos, libros para todos, material audiovisual para todos e incluso en variados idiomas, formatos y soportes.
Os invito a todos los adultos a ir a la biblioteca no sólo por y para los niños, también por y para vosotros como adultos, cada uno con su carné y cada uno con sus libros en préstamo para dar ejemplo, para servir de modelo y también para disfrutar de la calma que ofrece la lectura.
¡Nos vemos en las bibliotecas!
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