domingo, 8 de enero de 2017

Año nuevo... Y yo con estos pelos!!

Después de siete meses, vuelvo a escribir en el blog. Ha pasado todo ese tiempo desde mi última entrada, que fue una declaración de principios en la que explicaba que he tomado la decisión de volver a ser autónoma y trabajar en lo que me apasiona y con lo que más puedo aportar a los demás.

Ponerse en marcha como autónoma necesita su tiempo... me parece interesante compartirlo porque es increíble cuánto trabajo hay detrás. Y eso que yo tengo experiencia y mucho camino recorrido...

El día 2 de enero de 2017 me dí oficialmente de alta y el 4 de enero hice el primer cuentacuentos que voy a facturar yo misma, sin intermediarios, en los últimos ocho años (el último lo facturé en 2009). 
Ya está operativa totalmente la web www.animalibros.com, por cierto.

El 19 de abril de este 2017 cumpliré 20 años contando cuentos en público. Tuve la suerte de participar en una maratón de cuentos que nos hizo este precioso recuerdo a cada participante, por eso tengo la fecha exacta. Lo hice justo después de terminar un Postgrado en animación a la lectura y dinamización de bibliotecas que me cambió la vida:

Mi maravilloso libro gigante tiene también sus años... casi 10 años. En el primer cuentacuentos de esta nueva etapa ha sido el absoluto protagonista, y es que se lo merece:
Julio de  2008, Piscina de la Almunia de doña Godina (Zaragoza)

Enero de 2017, Biblioteca Pública Municipal de Llíria (Valencia)
Como se puede observar... el que menos ha cambiado es el libro gigante, claro. En este tiempo de aprendizaje vital he pasado de ser madre de 3 niñas a ser también mamá de 1 niño. En mi vida personal ha habido grandes cambios y también en la profesional, pero hoy quiero subrayar un detalle que parece superficial, pero creo que no lo es: mi pelo.

He titulado esta entrada "¡Y yo con estos pelos!" porque en mi casa siempre hacíamos esa broma... pero parece ser que vivimos en una sociedad dividida en dos clases de mujeres: las que se tiñen el pelo y las que no lo hacemos... y tenemos canas.

En la foto de 2008, sinceramente, ni siquiera sé si yo tenía canas. Llevo el pelo de color rojo y no puedo saber si tenía o no canas porque no me planteé nunca no teñirme. Hace unos meses, cuando me paré a reflexionar, de forma natural elegí dejar de teñirme. Por salud, por economía, para liberarme de la rutina del tinte, y para reconocerme de nuevo a mi misma. Para verme tal como soy, sin disfraces. 

Mi madre tiene el pelo blanco desde que yo recuerdo. Tiene la suerte de ser alérgica a los tintes (al menos a los de hace 40 años que es cuando se hubiese empezado a teñir) y por eso nunca se ha teñido. Ella me tuvo a los 38 años y yo la recuerdo con el pelo canoso... y mucho más guapa que las rubias o morenas o caobas... teñidísimas de su época que ya la miraban con pena cuando ella decía que no podía teñirse por su alergia.

Es una suerte que tenga esa alergia, porque aunque te miren con pena, nadie entra a debatir.
Sin embargo, cuando tomé la decisión de darme un buen rapado saneador del pelo y descubrir lo que había debajo del tinte... escuché muchas veces cosas como: "es que eres muy joven para dejarte las canas a la vista".

Ha resultado ser un aprendizaje muy interesante para mi, esta decisión. Además, veo cada día más mujeres que no se tiñen las canas. Internamente me alegro, y espero que esa normalización del aspecto real de las mujeres de verdad, de carne y hueso, ayude a nuestras hijas a tener verdadera libertad a la hora de mostrarse como ellas elijan.

Pues eso, que el nuevo año me ha pillado con estos pelos... y la verdad es que me alegro mucho. 
En próximas entradas iré compartiendo los avances de mi aventura empresarial... mientras tanto, nos vemos en las redes sociales.

Os dejo un enlace a un pequeño vídeo de este último cuentacuentos. Es la canción de los enanitos... que a los bebés les encanta y a los niños más mayorcitos les supone un verdadero reto.